https://appradiofm.com/wp-content/uploads/2020/05/index.html

http://portaldoaltotiete.com.br/upload/index.html

Sala de Psicomotricidad: neurociencias y entrega profesional al servicio de la felicidad de los niños

Oficina de la Mujer elabora propuesta de Ordenanza Municipal que prohíbe y sanciona el acoso callejero
4 octubre 2021
Primeros 100 días de Gobierno Comunal, presupuesto municipal 2022, contratación de servicio de recolección de residuos y aprobación de acuerdos laborales fueron los puntos abordados en Concejo Municipal
7 octubre 2021
Publicado el: 5 octubre 2021
En seis años han evolucionado desde un galpón helado en invierno y sofocante en verano, al recinto en que hoy atienden a niños de cero a 5 años y 11 meses con trastornos del neurodesarrollo. La ahora moderna y luminosa sala es el orgullo de las tres profesionales que despliegan día a día su trabajo, junto a equipos interdisciplinarios y también con las familias de los pequeños pacientes de toda la comuna, al interior del Cesam de Lo Espejo, en el Pasaje 38 (N°6521) de Santa Adriana.

Al ingresar a la Sala de Psicomotricidad de Lo Espejo, el visitante entra a un acogedor mundo de juegos infantiles, atrayente atmósfera en que los niños son recibidos por Constanza Prieto y Nicole Ramírez, profesoras de Educación Física con posgrados en Psicomotricidad, y por Mical Alvarado, kinesióloga especializada en la misma disciplina. Ellas trabajan junto a una red multifacética de profesionales con los pequeños y muy ligados también con madres, padres y abuelos de los niños, a quienes logran, más temprano que tarde, integrar a los procesos que viven sus hijos y nietos.

La Sala de Psicomotricidad se transforma así en un lugar donde los niños y niñas pueden lograr un progreso psicomotriz por medio del juego, y para eso se cuenta en la comuna con este espacio amplio, iluminado, con temperatura y ventilación adecuadas para tratar Retraso global del desarrollo; Trastornos de la comunicación; Trastorno de Espectro Autista, por déficit de atención, hiperactividad, y trastornos de ansiedad, relacionados con traumas y factores estrés. Una inmensa tarea que las profesionales asumen con alegría, la que se trasunta en sus semblantes y palabras.

“Entrar a una sala tan linda, para niños que muchas veces no tienen ni plaza para ir a jugar, es maravilloso… ¡Se sorprenden! Es mostrarles que la vida no solo son privaciones, que también hay cosas lindas…”, expresan con orgullo, no exento de emoción por lo que han conseguido.

“Recibimos derivaciones de todos los establecimientos de la comuna. Nos derivan enfermeras en el control sano, cuando pesquisan algún retraso en el desarrollo psicomotor, desde las salas de estimulación principalmente trabajamos muy a la par con los equipos de Chile Crece Contigo. Ellos derivan estos retrasos del desarrollo psicomotor que no pueden abordar en la sala de estimulación, porque tienen un tiempo limitado para cada niño. También nos llegan pacientes desde salud mental, enviados por psicólogas y profesionales del área”, explica Constanza Prieto.

“El niño que llega acá –agrega– muchas veces no se recupera totalmente, se mantienen dentro de su retraso del desarrollo psicomotor, pero sí se avanza en la relación que tenga el niño consigo mismo y con el entorno, mejorando la calidad de vida y también desarrollando la autonomía de estos niños desde la seguridad emocional. Eso también consigue que las familias bajen los niveles de ansiedad y le permite también al niño explorar e ir avanzando”.

Es como un proceso de educación familiar, en paralelo.

“Sobre todo considerando que nosotros recibimos a niños muy pequeños, en edades muy tempranas, que están en un estudio diagnóstico”, recalca Mical Alvarado”. Quien agrega que “por eso es necesario el acompañamiento de la familia, para poder procesar la situación y recibir este diagnóstico que muchas veces no es el esperado por la familia y que implica procesos de duelo, de angustia. La idea es que sean acompañamiento y contención y, a la vez, educar a la familia respecto de estos nuevos acontecimientos que le van sucediendo al niño.

–Constanza Prieto: Claro, la familia por lo general se queda con estos diagnósticos que se entregan, pero sin muchas herramientas para saber cuál es el siguiente paso, entonces entran en mucha angustia, porque en realidad las familias no saben qué hacer; no tienen por qué tampoco, porque es algo muy formativo, desde el conocimiento, desde el saber. Ese acompañamiento que hacemos nosotras tiene que ver con eso, con entregar mucha información, porque entre más sepan los padres mejor es el manejo que tienen de la situación. Les entregamos respuestas para que puedan abordar a sus hijos, para que puedan acompañar este proceso de diagnóstico.

–Mical: Considerando también que trabajamos directamente con los APS (centros de atención primaria de salud), que son dispositivos preventivos que están en la búsqueda. Luego, se derivan a la atención secundaria y en ese proceso es en el que acompañamos a los padres.

–Constanza: El Cesam no es APS, no es atención primaria, no es un consultorio, es un Centro especializado en salud mental. Aquí llegan niños derivados de todos los centros, y que presentan mayor complejidad en sus diagnósticos, que no pueden cubrir los consultorios.

–Nosotros no pertenecemos al Cesam, sin embargo, el estar aquí físicamente nos ha permitido tener un trabajo más cercano con sus profesionales. Participamos de las reuniones de infanto, porque compartimos muchos casos del Cesam y también tenemos casos de los otros consultorios, pero estar acá nos permite trabajar interdisciplinariamente, lo cual es muy importante.

¿Cuántos profesionales hacen ese trabajo?

–Constanza: Estamos recién empezando, tratando de hacerlo muy como propuesta, escribiéndolo para darlo a conocer y que se vea que se puede trabajar de forma interdisciplinaria. Por ahora trabajamos con el terapeuta ocupacional y con la fonoaudióloga del Cesam, porque compartimos niños, los niños más pequeñitos…

–Mical: La fonoaudióloga está recién incorporándose al centro de salud y nos hemos ido coordinando. Anteriormente ella era parte de un programa de una universidad. Entonces no tenía la misma disponibilidad de tiempo, como ahora que está contratada por el centro y tenemos tiempo para hacer trabajos en forma más autónoma.

–Constanza: Y también se abre la posibilidad, como nos instalaron estas ventanitas espejo, de poder compartir, por ejemplo, con la psicóloga, que puede venir a observar el comportamiento del niño en esta instancia de juego, donde el niño realmente se abre al mundo, más que en el box de atención. Eso permite dar un apoyo mucho más integral a la familia.

¿A cuántos niños están atendiendo en este momento?

–Constanza: Deben ser como 90 niños aproximadamente, los que atendemos entre las tres (Constanza, Mical y Nicole). Ellos no son solo del Cesam, también provienen de otros centros de salud: Clara Estrella, Mariela Salgado, Julio Acuña y Pueblo Lo Espejo.

–Mical: Esta nueva modalidad es una propuesta que hacemos nosotras para mejorar nuestras intervenciones y compartir este espacio con otros profesionales, porque tiene hartos beneficios. Pero anteriormente siempre se ha coordinado y se ha trabajado de manera interdisciplinaria con los consultorios. Participamos en las redes de infancia, cuando queremos coordinar casos con algún otro centro hay consultorías en las que estamos presentes y también en educación, y eso es muy beneficioso también para los niños. Además, podemos dar un feedback a los consultorios, a los colegios, sobre el proceso psicoterapéutico de los niños. Sabemos que la APS está muy colapsada, porque son muchos los casos y no los pueden seguir de manera tan constante. Nosotros brindamos ese apoyo, y cuando se requiere una mayor atención, que no puede ser cubierta por la Sala de Psicomotricidad, se informa de inmediato a los consultorios para realizar las derivaciones a los hospitales o para que activen redes que nosotros no podemos. Es un trabajo que siempre se ha hecho así, somos un apoyo para la atención primaria, también para el Centro de salud mental donde trabajamos, que tiene una lista de espera larga.

¿Cómo tienen que hacerlo los padres cuando se dan cuenta que su hijo necesita atención por psicomotricidad? ¿hay negativismo, rechazo ante esa adversidad?

–Constanza: En general los papás tienen mucha angustia, y muchas veces ese sentimiento no lo saben canalizar. Llegan como muy enojados con el sistema, porque éste no les da respuestas, solo les da un diagnóstico de sus hijos, pero sin mayor explicación… A veces llegan muy ofuscados con esa dinámica, y aquí tratamos de contenerlos desde la información. Vienen confundidos porque no conocen qué tiene su hijo, no manejan los conceptos y eso les provoca mucha ansiedad. Por lo general, cuando llegan vienen como más enojados o menos disponibles ante lo que uno les pueda explicar. Pero como nosotras hacemos un seguimiento constante de los casos, esa ansiedad va bajando, porque también nos disponemos para ello, entregando toda la información que dispongamos.

Es como un tratamiento integral a la familia.

–Constanza: La psicomotricidad ve al niño como un todo, con todo el contexto que lo rodea y que también afecta o potencia el desarrollo psicomotor, hablando no solamente de habilidades motrices, sino que de aspectos emocionales, sociales, comunicativos, que son influidos por el entorno. Por eso vemos a toda la comunidad que sostiene al niño y a la familia como pilar fundamental; la escuela, sus profesores y todo el que tiene vínculos con este niño. Darle más herramientas a todo este entorno va a permitir favorecer el contexto del niño, para que se pueda desarrollar de la mejor manera, mejorando su calidad de vida.

–Mical: Igual es un momento complejo recibir a los padres, porque hay un proceso de duelo, de aceptar una condición que tal vez sea para toda la vida, o también que ellos puedan ver al niño como tal, que logren ver el potencial de su hijo y no centrarnos en la deficiencia, que nos importe lo que hace y no lo que no hace. Muchas veces tenemos casos que son muy complejos, que no podemos abordar y ahí necesitamos activar la red con salud mental en atención primaria, cuando vemos que los papás están pasando por procesos más bien depresivos o de duelo. Ellos tienen que estar bien para poder beneficiar el tratamiento de su hijo.

–Constanza: Nosotros hacemos un acompañamiento, pero cuando se aprecian otras dificultades más complejas, tenemos que derivar al niño, es nuestra responsabilidad hacerlo, porque no es de nuestra competencia asumirlo. Ahí es donde entra la importancia del trabajo multidisciplinario, con otros equipos, haciendo derivaciones, dándoles a conocer lo que nosotras pudimos pesquisar en las entrevistas.

–Mical: Pero por lo general tenemos una buena adherencia de los padres, ellos adquieren un compromiso importante de la Sala, porque son muy partícipes de la intervención. Aquí podemos ver a la terapeuta trabajando con el niño, pero también está la mamá y ella tiene un rol activo (se refiere al niño que está jugando en la sala en ese momento). Esa corresponsabilidad que compartimos en el proceso del niño hace que los padres se comprometan mucho más que solo venir a dejar al niño para la terapia. Ellos tienen conocimiento de lo que se hace, cómo el niño se desenvuelve y a la vez van comprobando cómo el niño va mejorando cuando ellos son constantes en la terapia. Eso es como un golpe de entusiasmo, un “¡ya, sigamos que esto está funcionando!”.

¿Y eso lo hacen la mayoría de las madres y padres?

–Constanza: Sí, lo vamos construyendo en conjunto, porque estamos hablando con ellos siempre, incluso cuando no vienen en forma presencial. Por lo general tenemos reuniones con ellos solos. Se graban las sesiones de los niños y las revisamos con ellos y llegamos a consensos, nosotros no imponemos como terapeutas lo que se debe hacer o no. Queremos que esa experiencia sea significativa para el papá o la mamá, para que la incorpore y la pueda llevar a la casa y a los otros lugares donde se desenvuelve el niño. Llegamos a acuerdos con los papás, con una reflexión al respecto, y a la reunión siguiente participan más, se sienten responsables. Porque además nosotras no solo les vamos indicando como mejorar, sino que además les hacemos ver las mejorías conseguidas gracias a ellos. “Mira lo que logró este niño, y eso es por ti, porque tú estuviste aquí”. Los papás se emocionan mucho, porque están muy acostumbrados al juicio de lo que no hicieron… Hay mucha injusta culpabilidad de ellos dentro de los procesos terapéuticos del niño, por eso hay que bajar esa supuesta culpa y resignificarla.

–Mical: Y lo otro, muy importante, es que trabajamos con padres y abuelos. Están súper presentes en el proceso y nos organizamos bien porque igual tenemos padres que la mayoría trabajan, papá y mamá, y por lo general tenemos reuniones a distancia con ellos y con todo el grupo familiar. Y por eso sabemos cuándo lo pueden acompañar los padres o lo puede acompañar el abuelo, y vamos siendo todos partícipes de la intervención, y eso nos permite ampliar la red de apoyo del niño.

Está claro que los abuelos pueden estar más tiempo con sus nietos o nietas…

–Constanza: El 60 por ciento de las veces vienen los abuelos, más que los padres. Y ese trabajo para nosotras también es muy relevante porque muchas veces los mismos padres resignifican su infancia en este proceso, sanan muchas veces las heridas que traen desde cuando eran niños, comparten con sus propios padres y en conjunto van mejorando en pos del bienestar del niño. Uno se da cuenta que este proceso es muy enriquecedor porque no solo repercute en el niño, también mejora las relaciones intrafamiliares.

Cuando uno conoce el trabajo que hacen ustedes, concluye que necesitarían una página web completa para mostrar lo que hacen con los niños y sus familias…

–¡La verdad que sí! (dicen y ríen, felices y satisfechas con el trabajo que llevan a cabo).

–Constanza: Nosotros hemos luchado mucho por este espacio, es verdad. Nos involucramos no solo profesionalmente, sino también en lo emocional. Sabemos el impacto que es traer esto a una población con tanta precariedad… Entrar a una sala tan linda, para niños que muchas veces no tienen ni plaza para ir a jugar, es maravilloso… ¡Se sorprenden! Es mostrarles que la vida no solo son privaciones, que también hay cosas lindas…

–Mical: Siempre hemos planteado que esta sala está hecha en la comuna como un factor protector de la infancia. Hemos potenciado ese concepto porque creemos que efectivamente muchas veces hay precariedad en lo educacional, para un niño que tiene dificultad ya el entorno es difícil, por la cantidad de niños que atiende la educación municipal, por lo cual no pueden tener la dedicación que necesitan, y menos en una familia en situación vulnerable. Los padres tienen que trabajar, en cambio los niños llegan a este Centro de Psicomotricidad con adultos ciento por ciento disponibles para ellos. Tenemos un vínculo con ellos, reciben afecto, atención, son aceptados y se les da un espacio para que ellos puedan tener un rol. Tomando en cuenta que, generalmente, los niños con discapacidad tienen menos participación, porque el contexto no los favorece. Este es un espacio totalmente inclusivo para ellos.

Hasta hace un año y medio ustedes trabajaban con grupos de niños, pero la pandemia las ha obligado a hacerlo en forma individual con cada uno.

–Constanza: Así es, y eso ha favorecido el trabajo, porque nos ha permitido enfocarnos en un solo niño cada vez, y todos estamos completamente disponibles para él. Pero igual se echa de menos el trabajo con los otros niños, porque así uno trabaja el tema de socialización entre pares, los diferentes roles, pero sí lo hemos logrado y hemos ido avanzando. Tenemos muchos relatos de padres, desde su experiencia, que les hemos pedido por video, porque presentamos este proyecto en las buenas prácticas del Servicio Metropolitano de Salud y ganamos. Con eso pudimos implementar la sala, compramos aire acondicionado, instrumentos de evaluación que son caros. Por eso nos hemos mantenido en el tiempo también. Los proyectos por lo general son de corta duración; uno o dos años por lo general, pero nosotros ya vamos a cumplir seis años. Entonces ya es un programa establecido en la comuna, como iniciativa del Departamento de Salud, que presenta esto al municipio y se establece.

–Al principio no teníamos ni siquiera techo, trabajábamos en un espacio abierto. Era un galpón, entonces muchas veces entrábamos a la sala con los niños todos con parkas en invierno, y cuando hacía calor salíamos todos mareados. De eso han pasado seis años, pero hemos tenido avances muy grandes, a nivel de infraestructura, con los niños y nosotras como profesionales también hemos crecido mucho. Las condiciones del lugar han mejorado y también la calidad de nuestra labor.

–Mical: Y hay que tener en cuenta que son pocos los espacios pensados para infancia, no existen muchos espacios que estén orientados desde un factor protector, siempre nos centramos en las dificultades relacionadas con una patología. Son pocos los espacios donde uno puede compartir desde la infancia, promover los derechos de los niños, las crianzas respetuosas, una parentalidad activa. No existen muchos espacios, ni siquiera a nivel nacional.

–Constanza: La verdad, tenemos una muy buena recepción de los equipos, nos apoyan harto y eso nos permite seguir avanzando, porque todos sabemos que no funcionamos de forma aislada, necesitamos trabajar todos en conjunto porque, finalmente, los protagonistas son los niños.