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La primera infancia constituye una etapa importante para acercar a niños y niñas a la lectura, y es conveniente hacerlo desde muy temprana edad. Así lo explica Schlomit Creixell, profesional de la Dirección de Educación de Fundación Integra. “Desde los seis meses aproximadamente, podemos comenzar a familiarizar a los niños y niñas con los libros, es decir, ofrecer textos a las guaguas para que los exploren con todos sus sentidos. Se espera que el adulto acompañe este momento, describiendo las imágenes que observa y las acciones que realiza el niño o la niña”.
Esta primera interacción favorecería el proceso de desarrollo del lenguaje oral y escrito, relevando la participación de los adultos en la generación de espacios para compartir, explicar las palabras, su significado y su uso en variados contextos. Con esto se buscaría enriquecer el vocabulario de niñas y niños. “Se recomienda que a diario se generen momentos de compartir la lectura de libros, siendo muy favorable hacerlo en calma para que sean espacios de disfrute mutuo. Es importante evitar forzar la atención del niño para así priorizar que el momento sea de calidad”, señala la especialista.
Es recomendable comenzar con libros que contengan imágenes y palabras, y poco a poco incorporar frases simples o historias sencillas, prosas, versos o canciones del folklor popular. También es importante compartir en familia libros como cuentos o textos más extensos. “A través del ejercicio de modelado de la lectura, se pueden ilustrar las convenciones de nuestro lenguaje escrito, mostrándole al niño o la niña que se lee de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. De esta manera, si el adulto señala con el dedo las palabras y letras, los niños y niñas poco a poco comenzarán a identificarlas en situaciones cotidianas, facilitando el desarrollo de la lectoescritura autónoma”, concluye Creixell.